Son las 7: 00 de la mañana, suena el despertador y te haces la remolona. No sabes porqué pero te duele todo el cuerpo. No quieres levantarte y eso que no fuiste al gimnasio ayer. Es lunes. Nooooo, es lunes y tienes que ir a un trabajo que odias.
¿Te suena familiar?
Yo lo recuerdo perfectamente.
Recuerdo esa sensación de cansancio todo el día, de falta de energía, de tristeza y de estar continuamente enferma. Cuando llegaba a mi trabajo por la mañana intentaba llevarlo lo mejor posible pero sobre las 12:00 de la mañana, cuando la jornada laboral estaba en pleno auge, mi cabeza parecía un torbellino:
- “No puedo más, no puedo más, no puedo más”
- ¿Dónde voy a ir con la que está cayendo”
- “Por lo menos tengo un puesto fijo”
- “Pero me da igual, no puedo más”
Era una pescadilla que se mordía la cola, día tras día, quería dejar el trabajo pero luego me saboteaba a mí misma diciendo que no podía.
Pero antes de darte algunas estrategias para sobrevivir en un trabajo que odias mientras diseñas la vida de tus sueños, respondamos:
¿Por qué la mayoría de nosotros no cambiamos?
1.- Porque nuestros sistemas de creencias nos han limitado y enseñado que no podemos.
No podemos cambiar de trabajo porque creemos que no se puede ganar dinero haciendo lo que te gusta. Subestimamos a la creatividad y sólo esperamos recibir un mal salario.
Nos han enseñado que no hay para todos, que no hay suficiente. Si uno tiene más al otro le toca menos. Así que ya me encargaré de tener más para mí y mi familia aunque sea a costa de lo que me hace feliz y de los demás.
No podemos cambiar porque creemos que no nos lo merecemos, que no tenemos el derecho a querer una vida mejor.
Y así podía seguir con muchas creencias que nos limitan y que nos decimos constantemente a nosotros mismos saboteando nuestros sueños y nuestras capacidades por ser lo mejor que podemos ser.
2.- No sabemos cómo hacerlo.
A pesar de estar viviendo en la era de la información, la mayoría de veces no cambiamos porque no sabemos cómo.
Sabemos qué tenemos que hacer para perder peso, para mejorar la salud, para cambiar una rueda, para tener mejores relaciones, etc. Pero el aprendizaje necesita de acción y sin ella no hay cambio posible.
No sé cómo hacerlo, pero tampoco lo hago cuando lo sé.
3 Estrategias que te ayudarán en un trabajo que odias
1. Responsabilízate de tu vida.
Aquí no me estoy refiriendo a enfadarte contigo misma por estar en este trabajo que no te gusta, por no haberlo dejado antes o por haber tomado la decisión de aceptarlo, sino a responsabilizarte de tu actitud.
Lo más importante ante cualquier circunstancia en la vida es la actitud y más si nos encontramos en situaciones en las que creemos que está todo fuera de nuestro control.
Yo tenía varias opciones: la primera, estar quejándome todo el día porque no me gustaba lo que hacía o dos, buscar algo que yo sí pudiese cambiar. Aunque me pasé mucho tiempo en la primera opción, te diré que no es la más adecuada. Solo cuando me responsabilicé de mi actitud las cosas empezaron a ser diferentes.
A lo mejor no puedes cambiar el trabajo que odias de momento porque no tienes otro, porque tus circunstancias familiares no lo permiten, porque no tienes un plan B, porque no tienes dinero ahorrado; da igual. Intenta buscar solo un 1% de cosas que tú puedas controlar, tanto en el trabajo como fuera.
Quizás sea:
- Desayunar con compañeros que te caigan bien
- Intentar hacer lo mejor que puedas tus tareas mientras estás allí
- Ser amable
- Ser agradecido por tener un trabajo al que le queda poco
- Hacer algún tipo de meditación o ejercicio que te ayude a relajarte y a dormir
- Leer libros que te gusten,
- etc.
Lo importante es romper el ciclo de angustia, de estrés y de malestar mientras haces cosas que te gusten y tus pensamientos empiecen a crear otras posibilidades.
2. Cambia la forma en la que miras las cosas y las cosas cambiarán
Es más fácil llevar una situación desagradable cuando entiendes que todo lo malo lleva algo bueno.
Ver la oportunidad en todas las situaciones es algo que te llevará más rápido al éxito y te hará salir de la postergación y actuar cuanto antes.
Si entiendes que estar en un trabajo que no te gusta y que su función es sobrevivir mientras te centras en diseñar tu propia vida, habrás ganado algo muy valioso, tiempo.
Tiempo para….
3. Invierte en ti misma
Este periodo de indecisión es un momento perfecto para darle significado.
No sirve de nada pasarlo mal quejándote una y otra vez. Esto sí lo puedes controlar.
Intenta enfocarte en ti misma ya que es un momento ideal para crecer, para aprender, para soñar, para pensar, para ayudar.
Es un tiempo maravilloso para reformular tus creencias, tus valores, lo que es importante para ti, tu filosofía de vida y alinearlo con tu futuro trabajo.
1.- Un tiempo ideal para definir qué quieres. Plantéate algunas preguntas como estas:
- ¿Dónde quieres vivir?
- ¿Qué quieres ser?
- ¿Con quién quieres compartir tu vida?
- ¿Cómo quieres pasar tu tiempo libre?
- ¿Cómo sería tu día ideal?
2.- Un tiempo ideal para descubrir tus pasiones, tus talentos. Estas preguntas te darán alguna idea si no sabes lo que te puede gustar.
- ¿Qué te gusta hacer?
- ¿Cuál es tu punto fuerte?
- ¿Qué haces naturalmente que te sale bien?
- ¿Qué tipos de libros lees?
3.- Un tiempo ideal para aprender.
- ¿Quieres aprender a bailar, patinar, informática, decoración de interiores, cocina, jardinería…?
4.- Un tiempo ideal para dejarte guiar por tu intuición y para tu crecimiento personal.
Como ves, podemos sacar algo bueno y aprovechar situaciones difíciles como ésta. Sé por experiencia propia que no es fácil, pero te animo a que si te encuentras en una situación así pruebes estas 3 estrategias y te centres en diseñar la vida que quieres.
Y recuerda:
A lo que te resistes, persite
P.D. Importante. Comparte este post en las redes sociales que están a la izquierda del blog si tienes conocidos a los que les pueda ayudar y si tienes algún comentario o quieres contarnos tus estrategias para sobrevivir en un trabajo que no te gusta estaremos deseando oirlas.
Deja una respuesta